Dalla Comunità Colegio María Auxiliadora – Los Andes – Ispettoria San Gabriele Arcangelo – Cile
“Tu vida es un árbol que da fruto ¡Gracias Madre!”
A la luz de la oración del Salmo 1 y de la reflexión de la Carta Circular n° 922 de nuestra querida Madre General en esta fiesta del Gracias mundial queremos compartir las respuestas a las preguntas que en ella se nos hacían.
¿Por qué el coloquio, que según Don Bosco es la llave que abre los corazones, ha caído en desuso en algunas de nuestras comunidades?
Creemos que se da por las siguientes experiencias vividas:
- Falta de confianza
- Falta de Espíritu de Fe con las personas que el Señor pone a nuestro lado.
- Poca prudencia de la animadora de comunidad y/o hermanas
- Respeto por el compartir de la hermana.
- Actitud de poca acogida desde la animadora de comunidad, que frenan el diálogo.
- Mayor movilidad de las hermanas, poco tiempo para conocerse, estar juntas y crear confianza
- Directora con sobrecarga de responsabilidades que no le da el tiempo para el coloquio.
- Cada hermana queda sola consigo misma, no hay con quien dialogar.
- La animadora de comunidad no propone un tiempo disponible para el coloquio.
- Formación permanente a las animadoras de comunidad sobre el acompañamiento, tanto hermanas neodirectoras y las que llevan más tiempo.
- ¿Qué actitudes debemos cultivar para vivir las relaciones diarias con renovado amor y esperanza: una señal de que “algo nuevo” está llegando?
- Acogida mutua y amabilidad incondicional.
- Escucha atenta y respetuosa hacia la hermana.
- Disposición al Acompañamiento fraterno.
- Cultivar el Espíritu de Fe.
- Cultivar relaciones positivas. (Comprensión, empatía, compasión)
- ¿Cómo podemos ayudarnos a ser más conscientes de la presencia activa y transformadora del Espíritu Santo en nuestra experiencia personal y comunitaria, en la vida de los niños, los jóvenes y las personas que encontramos? ¿Está nuestro corazón atento para percibir su voz, su luz?
Nos podemos ayudar:
- Mirada de fe y positiva de la realidad actual
- Valorar la riqueza de la interrelación, en la comunidad y en la comunidad educativa.
- Fortalecernos mutuamente, para tener una vida interior más profunda. (aprovechar los espacios de oración personal y comunitarios)
- Más conciencia de la presencia activa de Dios en nosotras.
- Estar presente en la comunidad educativa.
- Acoger y valorar la riqueza del otro, (laicos, jóvenes y hermanas) con rostro sereno y alegre.
Gracias Madre, por tu Si generoso y tu testimonio de Hija de María Auxiliadora plena.
Sor Iduvina Miranda, Sor Mirella Silva, Sor María Angélica Fernández, Sor Rita Zambrano, Sor Andrea Venegas.
